En 1590, el gobernador John White regresó a la colonia de Roanoke y encontró a todos los colonos desaparecidos, dejando solo la misteriosa palabra “CROATOAN” como única pista.
En el año 1590, un barco inglés se acercó a la costa de una pequeña isla frente a Carolina del Norte. A bordo, el gobernador John White miraba fijamente el horizonte, con el corazón en un puño.
Habían pasado tres años desde que dejó la colonia de Roanoke, la primera colonia inglesa en América.
Tres años sin noticias de su familia, de su hija Eleanor y de su nieta Virginia Dare, la primera niña inglesa nacida en el continente. Con cada ola que rompía contra el casco, se preguntaba si alguien aún viviría.
Al desembarcar, el silencio lo envolvió. No había risas, ni voces, ni signos de vida. La isla parecía un lugar olvidado por el tiempo. Entonces, en un poste de madera, encontró la inquietante palabra grabada: “CROATOAN”.
Esa palabra se convertiría en el símbolo del mayor enigma de la historia americana. ¿Qué había ocurrido con los 115 hombres, mujeres y niños que una vez habitaron esa isla? Sin huellas, sin mensajes, sin respuestas, la colonia de Roanoke había desaparecido.
La historia comenzó en 1584, cuando Inglaterra y España competían por el control de las nuevas tierras en América.
Sir Walter Raleigh recibió la misión de colonizar la costa norteamericana y, tras varios intentos fallidos, en 1587, John White fue nombrado gobernador de una nueva expedición. Con él, viajaban familias que buscaban un nuevo comienzo.
Al llegar a Roanoke, White encontró el fuerte que había sido construido en expediciones anteriores en ruinas, y aunque intentaron establecerse, pronto se dieron cuenta de que la supervivencia dependería de las relaciones con las tribus nativas.
Al principio, los encuentros con los nativos de la zona, los Croatoan y los Secotan, fueron pacíficos. Sin embargo, la situación se deterioró rápidamente. La falta de provisiones y la llegada del invierno llevaron a la desesperación.
En un intento de asegurar su supervivencia, los colonos comenzaron a exigir más a los indígenas, lo que provocó tensiones y conflictos.
Un ataque inesperado a los Secotan, motivado por la paranoia de los colonos, resultó en la muerte del jefe indígena y selló el destino de la colonia. Sin aliados y con la comida escaseando, White tomó la difícil decisión de regresar a Inglaterra en busca de ayuda.
Sin embargo, las circunstancias en Inglaterra habían cambiado drásticamente. Con la amenaza de la Armada Invencible española, ningún barco podía zarpar hacia las colonias. White luchó por conseguir un rescate, pero sus esfuerzos fueron en vano.
Atrapado en un conflicto, pasó un año sin poder regresar a Roanoke. Finalmente, en 1590, cuando logró embarcarse en una flota corsaria, llegó a la isla solo para descubrir que su familia y los colonos habían desaparecido sin dejar rastro.
La única pista era la palabra “CROATOAN”, que dejaba más preguntas que respuestas.
White recordó que había acordado con los colonos que, si se veían obligados a abandonar la isla, grabarían el nombre del lugar al que se dirigían. Sin embargo, no había ninguna cruz, lo que indicaba que no habían abandonado la isla por la fuerza.
¿Se habían trasladado a la isla Croatoan, a unos 80 kilómetros al sur? ¿O habían decidido adentrarse en el continente en busca de mejores condiciones?
Las teorías sobre el destino de la colonia comenzaron a surgir. Algunos sugirieron que los colonos se habían integrado pacíficamente con los nativos, mientras que otros creían que habían sido víctimas de un ataque.
Sin embargo, las investigaciones arqueológicas no encontraron evidencia concluyente de ninguno de estos escenarios. A lo largo de los siglos, muchos exploradores y arqueólogos han intentado desentrañar el misterio, pero el silencio ha sido abrumador.
A medida que pasaron los años, el interés por la colonia de Roanoke no disminuyó. En 1602, Sir Walter Raleigh organizó una expedición secreta para buscar cualquier rastro de los colonos, pero el mal tiempo impidió que se acercaran a la isla.
Las búsquedas continuaron, pero la colonia parecía haber sido tragada por la tierra. En 1590, un explorador español navegó por la costa y se topó con el fuerte abandonado, pero sin saber que había descubierto uno de los mayores misterios de la historia.
El tiempo siguió su curso y, con él, el misterio de Roanoke se convirtió en una leyenda. Las historias de la colonia perdida se mezclaron con rumores y especulaciones.
Algunos creían que los colonos habían sobrevivido y se habían mezclado con las tribus nativas, mientras que otros sostenían que habían sido asesinados.
En el siglo XVII, se reportaron avistamientos de hombres de piel clara entre las tribus locales, lo que avivó aún más las teorías sobre la fusión cultural.
Sin embargo, a pesar de todos los estudios y exploraciones, la verdad sobre lo que realmente sucedió en Roanoke sigue siendo un enigma.
La única certeza es la palabra “CROATOAN”, un recordatorio de que, a pesar de los siglos que han pasado, el destino de aquellos colonos permanece en la penumbra.
¿Se unieron a los nativos? ¿Murieron de hambre? ¿O simplemente desaparecieron sin dejar rastro? El silencio persiste, y con él, el misterio que se niega a ser resuelto.
