🔥 Una historia que pocos conocen: Cantinflas y María Sorté vivieron un momento inolvidable en el rodaje de “El Barrendero”. Ella temía ser despedida por estar embarazada, pero el gran comediante mexicano mostró una humanidad y sensibilidad que conmovieron a todos.
El cine mexicano está lleno de anécdotas entrañables, pero pocas tan conmovedoras y humanas como la que protagonizaron Mario Moreno “Cantinflas” y María Sorté durante la filmación de “El Barrendero” (1982), la última película del legendario comediante.
Detrás de las risas y las cámaras, se escondía un gesto sencillo, pero tan noble, que hasta hoy sigue siendo recordado como una muestra del gran corazón del “Mimo de México”.
🎬 EL ESCENARIO: EL BARRENDERO, LA DESPEDIDA DE UNA LEYENDA
Era 1982, y Cantinflas rodaba lo que sería su última película, “El Barrendero”, una historia que, sin saberlo, serviría como su despedida definitiva del cine.
El comediante, ya convertido en una figura legendaria, seguía trabajando con la misma entrega y humildad que lo caracterizaban desde sus inicios.
Para su coprotagonista femenina, la elegida fue una joven actriz llamada María Sorté, quien apenas comenzaba a consolidarse como una de las nuevas promesas del cine y la televisión mexicana.
Sin embargo, justo al iniciar las grabaciones, María recibió una noticia que la llenó de alegría… y de temor profesional: estaba embarazada de su segundo hijo, Omar García Harfuch.
😰 EL MIEDO DE MARÍA SORTÉ
María Sorté sabía que el rodaje de una película requería esfuerzo físico, ritmo y largas jornadas. Temía que al comunicar su embarazo, podría ser reemplazada.
Con el corazón en la mano, decidió hablar con Cantinflas.
“Don Mario, tengo algo que decirle… estoy embarazada. Entiendo si decide buscar a otra actriz.”
Cantinflas la miró en silencio, con esa expresión mezcla de picardía y ternura que lo caracterizaba.
Y en lugar de regañarla o preocuparse por el retraso del rodaje, solo hizo una pregunta inesperada:
“¿Va a subir mucho de peso, m’ija?”
María, nerviosa, respondió que no.
Entonces, Cantinflas sonrió y dijo con naturalidad:
“Usted la hace.”
💫 UN GESTO QUE DEMOSTRÓ SU GRANDEZA
Aquel momento quedó grabado para siempre en la memoria de María Sorté. No solo porque Cantinflas le permitió seguir en la película, sino por la empatía, comprensión y sencillez con la que lo hizo.
Mientras muchos habrían optado por reemplazarla, él eligió apoyarla y confiar en su talento.
“Fue un gesto tan humano, tan generoso, que jamás lo olvidaré”, confesó Sorté años después.
Durante todo el rodaje, Cantinflas cuidó de ella. Se aseguraba de que no hiciera escenas pesadas y le recordaba que descansara cuando pudiera.
La actriz interpretó su papel sin problemas, y “El Barrendero” se convirtió no solo en una de las películas más queridas del comediante, sino también en un símbolo de su calidez y humanidad fuera de los reflectores.
🕊️ EL LEGADO DE UNA PELÍCULA Y UNA LECCIÓN HUMANA
“El Barrendero” fue estrenada en 1982 y marcó el final de una era dorada del cine mexicano.
Cantinflas, ya con una salud delicada, se despidió de las cámaras dejando una enseñanza que fue más allá de sus personajes: la bondad y el respeto por el prójimo no se improvisan; se viven.
En entrevistas posteriores, María Sorté recordaría a Cantinflas no solo como un ídolo, sino como un ser humano excepcional:
“Tenía una humildad enorme. Era un señor en toda la extensión de la palabra. Me trató con tanto respeto que marcó mi carrera para siempre.”
🌹 MARÍA SORTÉ, ENTRE LA MATERNIDAD Y EL ARTE
Pese a su embarazo, María Sorté realizó un trabajo impecable. Detrás de cámaras, vivía la emoción de su maternidad; en pantalla, interpretaba con naturalidad y alegría, sin que el público notara su estado.
El pequeño Omar García Harfuch, que años más tarde se convertiría en una destacada figura pública en México, creció sin saber que su madre lo llevó en el vientre mientras filmaba junto a una leyenda.
💬 UNA ANÉCDOTA QUE SIGUE VIVA
Décadas después, esta historia continúa emocionando a quienes la escuchan.
Es un recordatorio del lado humano de las grandes figuras y una prueba de que Cantinflas fue mucho más que un ícono del humor: fue un hombre de valores, empatía y corazón inmenso.
“Nunca olvidaré su mirada, ni sus palabras. Me dio confianza cuando más la necesitaba. Fue una bendición trabajar con él”, dijo María Sorté en una entrevista televisiva.
🌟 EPÍLOGO: EL ÚLTIMO HÉROE DEL PUEBLO
Con su gesto hacia María Sorté, Cantinflas demostró que su grandeza no estaba solo en su talento para hacer reír, sino en su capacidad para hacer sentir bien a los demás.
“El Barrendero” fue su última película, pero también su último acto de generosidad.
Una historia que resume quién fue Mario Moreno Cantinflas: un hombre que, incluso en el final de su carrera, seguía siendo el barrendero más humilde… y el corazón más grande de México.
“Ser grande no es ser famoso. Ser grande es ser bueno.”
Y eso, sin duda, Cantinflas lo fue hasta el último día.