Lo que dijeron Bivol, Chávez, Barrera y hasta Faitelson sobre Canelo Álvarez antes de enfrentar a William Scull: México tiembla de emoción.
A tan solo días de la gran batalla en Arabia Saudita, la atmósfera en México es una mezcla de nerviosismo, esperanza y un orgullo que atraviesa generaciones. Cada análisis, cada palabra de los expertos, alimenta el fuego que arde en millones de corazones: Canelo Álvarez está listo para hacer historia nuevamente.
Entre las voces que estremecieron al país destaca Dmitry Bivol, el ruso que en su momento venció a Canelo en una categoría superior, pero que ahora no duda en respaldarlo. “Scull tiene talento, sí, pero nunca ha sentido el verdadero fuego de una gran noche”, advirtió el campeón mundial. Para Bivol, la presión de miles coreando el nombre de Canelo, la experiencia en escenarios colosales y la capacidad del mexicano para adaptarse en pleno combate son armas letales que el cubano aún no conoce. Su pronóstico es contundente: Canelo ganará, quizá incluso por nocaut técnico en los últimos asaltos.
El análisis de Bivol no es aislado. Salvador Rodríguez, analista de ESPN, destacó que Canelo llega en su punto más maduro como peleador: “Ahora es un maestro del ring, un estratega silencioso que sabe moverse hacia adelante o hacia atrás según la necesidad.” La capacidad de Álvarez para descifrar a sus rivales y ejecutar golpes demoledores al cuerpo, dice Rodríguez, será clave para desmantelar la defensa cubana.
Desde la esquina del campeón, su inseparable entrenador Eddy Reynoso añadió aún más confianza a la causa mexicana. En una entrevista exclusiva, Reynoso describió esta preparación como una de las más completas que han realizado. “Saúl pelea ya no por títulos, pelea por su legado, por su gente, por todo México”, sentenció. Y cuando un mexicano pelea por honor, advirtió, “se vuelve prácticamente invencible.”
Las palabras del más grande no podían faltar. Julio César Chávez, voz sagrada del boxeo mexicano, fue tajante: “Aunque muchos quieran verlo caer, Canelo ha demostrado ser un grande, un verdadero representante del alma de México.” Chávez, quien ve en Saúl a la continuación de la gloriosa tradición boxística nacional, aseguró que su paciencia e inteligencia para reinventarse en medio del combate marcarán la diferencia ante Scull.
Y si eso fuera poco, Marco Antonio Barrera, guerrero eterno del boxeo azteca, también se unió al coro de apoyo: “Lo que vemos hoy en Canelo es la evolución perfecta. Ya no es solo fuerza bruta, es astucia pura, es experiencia al máximo nivel.” Para Barrera, el castigo al cuerpo será la fórmula que quebrará la movilidad del cubano en los rounds decisivos.
Pero tal vez la declaración que más sacudió al ambiente fue la de David Faitelson, el crítico histórico de Canelo. En un giro sorprendente, Faitelson admitió que hoy cree firmemente en la victoria del mexicano. “Canelo ha aprendido a manejar la presión, ha madurado como figura pública y como atleta. Si alguien puede cargar el peso de una nación en el ring, es él”, afirmó, dejando sin palabras a propios y extraños.
Incluso Óscar de la Hoya, quien en el pasado protagonizó amargas disputas con Canelo, terminó reconociendo su grandeza: “Saúl ha demostrado tener no solo talento, sino esa mente fría e inteligencia táctica que define a los verdaderos campeones.”
Entrenadores legendarios como Freddie Roach, Abel Sánchez y Pedro Díaz también coinciden: Canelo, con su combinación de potencia natural y técnica refinada, llega como el peleador más completo de su carrera, imbatible cuando su corazón mexicano late en cada golpe.
Y mientras las opiniones expertas se multiplican, en cada rincón de México se vive una euforia difícil de describir: niños imitan su guardia en gimnasios humildes, ancianos recuerdan a las leyendas que precedieron al ídolo tapatío, y las calles se llenan de murales donde Canelo ya es símbolo patrio.
No es solo un combate.
Es el honor de un país que viaja con Saúl hasta Arabia Saudita.
Es el grito de un pueblo que se niega a rendirse.
Porque el 3 de mayo, Canelo no peleará solo. Peleará con México entero en su esquina.