Rubby Pérez compartió cinco décadas de su vida con Inés Lizardo, su esposa desde los 17 años y madre de sus cuatro hijos.
Su unión fue considerada por muchos como ejemplar, marcada por el respeto mutuo, el compromiso familiar y el compañerismo.
Tras el fallecimiento de Inés en 2022, producto de un cáncer de mama, Zulinka asumió un rol central en preservar el legado tanto de su madre como de su padre.
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Sin embargo, la existencia de una hija fuera del matrimonio, fruto de una relación con Michelle Reynoso, diseñadora dominicana y figura reservada, ha generado tensiones que se intensificaron tras la muerte del artista.
Un choque de emociones y declaraciones
En una entrevista posterior a la tragedia, Zulinka relató el horror vivido aquella noche en Jet Set.
Contó cómo una viga cayó sobre su padre y cómo logró escapar de los escombros mientras su esposo quedaba atrapado. Entre lágrimas, compartió:
“Perdí a mi papá, mi jefe, el viudo de mi mamá, el abuelo de mi hijo… mi alma quedó dividida”.
Al hablar de Michelle, Zulinka no ocultó el dolor ni los resentimientos acumulados:
“Michelle es una muchacha inmadura. Me ha hecho mucho daño, nos ha hecho mucho daño, pero es su inmadurez…”.
Reconoció, sin embargo, que su madre le enseñó a perdonar y no a odiar. Durante el funeral de Rubby, cuando vio llegar a Michelle, se acercó, la abrazó y le dijo:
“Aquí todo murió. Cuenta conmigo”, en un gesto de reconciliación que también incluyó aceptar a Ana Beatriz, hija menor del cantante, como su hermana.
Pocas horas después, Michelle Reynoso publicó un mensaje en Instagram que generó revuelo:
“Mi historia personal y familiar la conozco únicamente yo, y solo yo tengo el derecho de contarla”.
Aunque no mencionó nombres, su mensaje fue interpretado como una respuesta directa a las declaraciones de Zulinka.
Michelle, quien había permanecido en silencio durante años, expresó su necesidad de defender su versión de los hechos y el respeto por su intimidad.
Dos mujeres, un mismo lazo
El conflicto no es reciente, pero la tragedia hizo inevitable su exposición pública. En el centro de esta historia hay una figura clave:
Ana Beatriz, la niña que une a dos mundos enfrentados, dos versiones de una misma vida marcada por el amor hacia Rubby Pérez.Por un lado, la familia tradicional busca proteger la memoria de un hogar construido durante décadas. Por el otro, se alza una voz que pide ser escuchada, exigir su lugar y contar su verdad.
El legado en disputa
Aún no se ha producido una nueva interacción pública entre ambas partes. Lo cierto es que, tras la partida del ídolo dominicano, su familia atraviesa un proceso de duelo bajo los reflectores.
Un duelo marcado por el dolor, pero también por la necesidad de cerrar ciclos, sanar heridas y preservar el legado de un hombre que fue más que una leyenda musical: fue esposo, padre y símbolo nacional.
🕊️ ¿Podrá esta familia encontrar un punto de reconciliación?