Raúl de Molina siempre ha sido conocido por su franqueza al hablar, sin filtros ni rodeos. Su espontaneidad ante las cámaras y su sentido del humor han sido elementos clave en el éxito del programa El gordo y la flaca, que en 2025 celebra 27 años como uno de los shows más queridos por la audiencia.
Últimamente, el conductor cubano ha expresado en varias ocasiones su inconformidad con las limitaciones que le imponen durante las transmisiones en vivo. De Molina ha señalado que no siempre le permiten hablar libremente, sobre todo cuando se aparta del guion para compartir experiencias personales. Este lunes, durante la emisión del programa, no dudó en manifestar su descontento.
«Me están apurando aquí», comentó en plena transmisión, explicando que en una reciente fiesta varias personas le habían dicho que disfrutaban más el programa cuando él hacía comentarios espontáneos. Mencionó que incluso un compañero con décadas en Univisión opinaba lo mismo, pero que al final eran los productores quienes decidían.
Poco después, al presentar una nota sobre una supuesta controversia en torno al cantante colombiano Maluma, De Molina expresó su incredulidad sobre la relevancia del tema. «¿A quién le importa que demanden a Maluma si todos los días demandan a algún artista?», cuestionó. La reportera Tanya Charry intentó suavizar la situación, asegurando que al público le interesaban tanto las noticias de los famosos como los comentarios del presentador, destacando así la diversidad de contenido del programa.