Marilyn Monroe, un ícono que deslumbró a generaciones, oculta una historia marcada por el dolor, la tragedia y el abuso. Desde su infancia, donde sufrió por la inestabilidad de su madre y el sistema familiar roto, hasta su lucha constante contra las enfermedades mentales, la vida de Norma Jeane fue todo menos sencilla.
Nacida el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, su madre, Gladys, padecía esquizofrenia y no pudo ofrecerle la estabilidad que necesitaba. Norma fue trasladada de hogar en hogar y, a pesar de encontrar refugio temporal, las sombras de su pasado siempre la acompañaron.
Su carrera despegó en los años 50, convirtiéndose en la estrella de Hollywood que todos conocían, pero su vida personal estaba llena de conflictos. Su matrimonio con Joe DiMaggio fue tumultuoso y terminó en divorcio, y su relación con Arthur Miller, aunque prometedora, no estuvo exenta de tensiones.
Marilyn luchó por ser reconocida como más que un simple símbolo sexual, enfrentándose a la industria que la quería encasillar en papeles superficiales. A pesar de su éxito, su vida estuvo marcada por el uso de psicofármacos y la presión de mantenerse en el ojo público.
El rodaje de “The Misfits” en 1960 fue un punto crítico; su salud mental se deterioró y se hizo evidente que su lucha interna era abrumadora. La película, que muchos consideran maldita, estuvo rodeada de tragedias y problemas para su elenco.
Marilyn fue hallada muerta el 5 de agosto de 1962, a la edad de 36 años. Las circunstancias de su muerte han alimentado teorías de conspiración, incluyendo la posible implicación de la mafia y la familia Kennedy, pero la verdad es que su vida fue un reflejo de las profundas heridas que la fama puede infligir.
La historia de Marilyn Monroe es un recordatorio de que detrás de la luz de los reflectores, a menudo se esconden historias de dolor y lucha.