Un iceberg gigante se desprendió de Groenlandia y viajó hasta el Atlántico Norte, convirtiéndose en el responsable del hundimiento del Titanic en abril de 1912.

Era el año 1912, un tiempo en el que los mamuts aún deambulaban por el planeta, cuando un gigantesco trozo de hielo se desprendió de un glaciar en el suroeste de Groenlandia.
Este iceberg, que medía más de 500 metros de largo y pesaba alrededor de 75 millones de toneladas, comenzó su viaje hacia el océano, un trayecto que lo llevaría a convertirse en parte de una de las tragedias más infames de la historia marítima.
A pesar de su tamaño colosal, este iceberg se mantuvo alejado de las rutas de navegación, flotando tranquilamente en el agua.
De los 15,000 a 30,000 icebergs que se desprenden de los glaciares de Groenlandia cada año, solo el 1% logra llegar al Atlántico.
Sin embargo, en abril de 1912, este iceberg viajero se encontraba a más de 2,400 kilómetros del Círculo Polar Ártico, un hecho extraordinario que lo convertiría en el protagonista de una historia trágica.
Mientras tanto, en el puerto, un magnífico barco de vapor de lujo, el Titanic, partía hacia Nueva York.
Considerado insumergible y el barco más grande jamás construido, el Titanic transportaba a más de 3,000 pasajeros y tripulantes.
Sin embargo, a pesar de su grandeza, el destino del Titanic estaba sellado.
En su travesía, el capitán Smith había recibido múltiples advertencias sobre icebergs, pero la velocidad del barco se mantenía constante.

La noche del 14 de abril, mientras el Titanic surcaba el Océano Atlántico Norte, a 600 kilómetros de Terranova, la tragedia se desató.
Aproximadamente a las 11:40 p.m., los pasajeros que aún estaban despiertos en el barco fueron sacudidos por una fuerza misteriosa.
En cuestión de minutos, el Titanic chocó con el iceberg, que había permanecido oculto en la oscuridad de la noche.
La colisión fue devastadora; el barco rompió al menos cinco compartimientos de su casco, inundándose rápidamente.
El caos se apoderó del Titanic.
Los gritos de terror resonaron mientras los pasajeros y miembros de la tripulación intentaban comprender lo que sucedía.
El agua comenzaba a llenar el barco a una velocidad alarmante, y pronto se hizo evidente que el Titanic solo tenía unas horas antes de hundirse.
La noche era excepcionalmente tranquila, sin luz de luna ni viento, lo que dificultaba la detección del iceberg.
La mayoría de los pasajeros ya se habían retirado a sus habitaciones, ajenos al peligro inminente.
Mientras tanto, el iceberg, que había causado la tragedia, continuaba su viaje.
¿Por qué no fue detectado a tiempo? Varios factores contribuyeron a esta fatalidad.
A las 9:40 p.m., otro barco había informado al Titanic sobre un vasto campo de hielo, pero este mensaje nunca llegó al puente del transatlántico.
A las 11:00 p.m., otro barco de vapor transmitió que el hielo había rodeado su barco, pero este mensaje también fue ignorado.

A las 11:35 p.m., los marineros en el nido del cuervo del Titanic avistaron el iceberg y sonaron tres veces el timbre, alertando sobre el peligro.
Sin embargo, fue demasiado tarde.
Solo cinco minutos después, el costado de estribor del Titanic chocó con el iceberg, y el desastre se consumó.
La sala de correo comenzó a llenarse de agua, y pronto se supo que otros cinco compartimientos también estaban inundados.
La noche del desastre, un barco alemán, el SS Prince Albert, navegaba por el Atlántico Norte, cerca del lugar donde el Titanic se había hundido.
Su jefe de supervisión, aún sin conocer el desastre, observó una mancha de pintura roja en la base del iceberg.
Sorprendido, tomó una foto de su descubrimiento, pensando que indicaba que un barco había chocado contra el iceberg.
Más tarde, el capitán de un barco de telecomunicaciones que acudió a la zona del hundimiento también tomó una foto del iceberg, que se convirtió en un testimonio visual del desastre.
En 2015, una de estas fotos se subastó por más de 32,000 dólares, aunque los expertos aún no están seguros de si realmente muestra el iceberg que hundió al Titanic.
La historia del iceberg que hundió al Titanic es una mezcla de tragedia y misterio.
A pesar de su tamaño, su presencia fue ignorada hasta que fue demasiado tarde.
La combinación de condiciones climáticas, falta de comunicación y la velocidad del barco llevaron a una de las catástrofes más significativas de la historia marítima.
A medida que el Titanic se hundía, el iceberg continuaba su viaje, un recordatorio silencioso de la fuerza de la naturaleza y los peligros que acechan en las aguas del océano.

