“Ana Rosa no pierde, se reinventa.” Esa ha sido siempre su bandera… hasta ahora. Los nuevos datos de Kantar Media acaban de detonar una verdad que muchos sospechaban pero nadie se atrevía a decir en voz alta. Las cifras son frías, implacables, y esta vez no favorecen a la reina de las mañanas. En los pasillos de Mediaset, el silencio pesa más que nunca. Sus defensas públicas —una tras otra— ya no convencen ni a sus fieles. ¿Crisis de audiencia o caída de un imperio mediático? Nadie lo sabe con certeza… pero lo que viene, promete ser devastador.

Las mil y una versiones de Ana Rosa para no reconocer que es una perdedora: la última, Kantar Media.

La presentadora ha comprado el relato de la derecha que asegura que el Gobierno “ha comprado Kantar Media”, la empresa encargada de la medición de las audiencias.

La presentadora Ana Rosa Quintana.
Después de cosechar el peor arranque de temporada de su historia en septiembre, El Programa de Ana Rosa continúa sin despegar.
Ante su falta de liderato, Quintana busca mil y una excusas con las que no hacer autocrítica.
Durante su paso por la franja vespertina fueron el horario o la publicidad. A esta última también ha recurrido en su regreso a la mañana, después de quedar por detrás de Intxaurrondo o Griso cada día.
A la batería de justificaciones se ha sumado una última. La de Unicorn Content ha secundado la teoria conspiranoica de las audiencias, que señala a Kantar Media y TVE, en los últimos días.

Ante el crecimiento de la televisión públicas en audiencias, desde la derecha han decidido no aceptar la competencia y ya han comenzado a teorizar con una supuesta compra de Kantar Media, empresa encargada de la medición de la audiencia, por parte del Gobierno. Esta misma semana, desde el formato de Quintana en Telecinco se sumaban al carro.
“Es que… es que… claro…”, reaccionaba Ana Rosa, dejando claro lo que quería decir. Por su parte, Ketty Garat era más incisiva: “Vayámonos a lo concreto.
No fue Telemadrid, sino Televisión Española, la que alentó y propagó el bulo de la falsa bomba lapa con un presunto intento de magnicidio por parte de un guardia civil, el capitán Bonilla, en unas conversaciones manipuladas y mutiladas con su confidente José Luis Caramés.
Fue TVE, amplificado por el Gobierno, que se negó a rectificar cuando les pillan con el carrito del helado”, señalaba.