Palito Ortega, ícono de la música argentina, enfrenta un diagnóstico que ha sacudido a su familia y a su legión de seguidores.
Evangelina Salazar, su esposa y compañera de más de cincuenta años, ha roto el silencio para expresar un adiós lleno de amor y gratitud.
Con voz temblorosa, ella ha confesado que nunca imaginó que llegarían a este momento tan doloroso.
Evangelina recordó los días de risas, canciones y sueños compartidos, subrayando cada uno como un tesoro en su vida juntos.
La noticia del diagnóstico ha sido recibida con consternación por millones de admiradores en América Latina.
En redes sociales se leen mensajes solidarios, recuerdos de sus canciones y admiración por su trayectoria artística.
Palito, con más de seis décadas de carrera, ha sido adorado por varias generaciones; su música es parte de la banda sonora de muchas familias.
Evangelina, quien renunció a una prometedora carrera como actriz para dedicarse a su familia, ha sido un pilar fundamental en su vida.
Ella siempre ha sido descrita como “la otra mitad” de Palito, la mujer que realizó el trabajo invisible de sostener el hogar.
La pareja tiene seis hijos: Martín, Julieta, Sebastián, Emanuel, Luis y Rosario, y varios nietos que representan la continuidad de su legado.
Palito suele decir que el mayor fruto de su vida no es un disco, sino su hermosa familia, gracias al acompañamiento de Evangelina.
Este diagnóstico ha llevado a Evangelina a expresar un emotivo mensaje de despedida, donde combina el dolor con el agradecimiento por cada instante compartido.
Ha enfatizado que nunca pensó que tendrían que vivir algo tan difícil, pero resalta la fortaleza que les da el amor mutuo y el tiempo vivido.
En palabras sentidas, subrayó que siempre estará agradecida por todos los momentos felices, las melodías y esos instantes inolvidables en familia.
Los seguidores de Palito ofrecen apoyo y cariño, recordando que su legado musical es inolvidable y que su historia de amor es un ejemplo.
Evangelina no solo se despide como esposa, sino también como compañera de vida, amiga y cómplice desde sus inicios en los años sesenta.
Hoy, la familia está unida, volcada en acompañarlo en la intimidad, en cuidar su bienestar físico y emocional.
Este adiós, aunque doloroso, está lleno de ternura, reflejando una vida conjunta llena de proyectos, apoyo mutuo y melodías compartidas.
La música de Palito Ortega continúa siendo un puente entre generaciones, un recuerdo vivo que permanece en cada nota y en cada corazón.
El mensaje de Evangelina es también una lección: las despedidas pueden convertirse en actos de amor pleno y de profunda gratitud.
El mundo del espectáculo y sus fans esperan, con el corazón en la mano, que este momento íntimo transcurra con la dignidad, el respeto y el cariño que merece.