Hay historias que tocan el alma. Y luego están aquellas que, sin buscarlo, nos sacuden por dentro y nos obligan a reflexionar sobre el amor, el abandono y lo que verdaderamente significa ser familia. Esta es una de esas historias.
El actor Flavio Peniche, a quien muchos recuerdan por sus papeles en el cine y la televisión mexicana, abrió las puertas de su casa en Ixtapalapa, Ciudad de México, para mostrar una faceta poco conocida: la de hijo, esposo y cuidador. Y lo hizo en el programa “Matilde Obregón Sin Filtros”, donde conmovió profundamente a la audiencia al hablar del drama que vive junto a su madre, María Peniche Sarzo, de 94 años, quien padece Alzheimer.
Pero lo más desgarrador no es la enfermedad… sino el abandono.
Una madre con Alzheimer… y una familia dividida
Doña María fue diagnosticada con Alzheimer hace seis años. Desde entonces, su hijo Flavio y su esposa Azul han sido sus únicos cuidadores. No hay visitas, no hay llamadas, no hay apoyo. Ni sus otras hijas, ni sus nietos, ni ningún otro familiar cercano ha dado la cara.
“Creo que fue una bendición que mi mamá tenga Alzheimer… porque si estuviera consciente, sufriría más al ver que nadie viene a verla, que sus hijas no están, que sus nietos no vienen”, dijo Flavio con los ojos llenos de dolor.
¿Dónde está el resto de la familia? ¿Por qué ese abandono cruel?
Flavio no da nombres, pero deja claro que ha sido él y su esposa Azul quienes han dado la cara, el corazón y el alma, para que doña María viva con dignidad en la etapa más vulnerable de su vida.
Azul, la esposa que se convirtió en enfermera y ángel
En medio de esta historia, hay una figura que brilla con luz propia: Azul, la esposa de Flavio. Casados desde hace 38 años, ella ha sido su compañera de vida, de lucha… y de cuidados.
“Mi esposa es maravillosa. Ella la baña, la cambia, la alimenta… incluso la ayuda a hacer sus necesidades. Hace poco, doña Mari tenía más de 15 días sin poder ir al baño. Estábamos muy preocupados”, confesó Flavio.
Azul no lo hace por obligación. Lo hace por amor. Y eso, en un mundo donde muchos abandonan, vale más que cualquier herencia o apellido.
El dolor de una infancia feliz que se va borrando
Como muchos cuidadores de personas con Alzheimer saben, la memoria se va desvaneciendo poco a poco. Pero Flavio ha aprendido a conectarse con su madre desde el alma.
“Cuando le dan crisis, le empiezo a hablar de su infancia. Tuvo una niñez hermosa. Cuando le cuento cosas que vivió de niña, se tranquiliza, sonríe. Es como traerla de vuelta por unos minutos.”
Esas pequeñas victorias cotidianas son lo que mantiene viva la esperanza de Flavio y Azul.
¿Dónde están las hijas?
En un momento de la entrevista, Flavio lanza una frase contundente:
“No hay una sola de mis hermanas que diga: ‘yo me hago cargo’. Solo yo, como varón, me he hecho responsable. Y no es cuestión de dinero, es de amor.”
La conductora, visiblemente conmovida, le pregunta directamente si sus hermanas han complicado la situación.
“Sí, hacen guerra, hacen problema en lugar de ayudar. No vienen, no llaman. Y la familia en vez de unirnos, divide.”
La tristeza en los ojos de Flavio lo dice todo. El Alzheimer no es lo más duro. Lo más duro es el olvido consciente de los que deberían estar presentes.
Una vida marcada por un escándalo… y una redención
Muchos recuerdan que hace años Flavio Peniche enfrentó una tragedia mediática: el caso de la película Juana la Lagrana, donde un accidente con un arma lo llevó a la cárcel por dos noches. Años después, muchos aún lo señalan por ese incidente.
Pero hoy, más que nunca, queda claro que la vida de Flavio Peniche no se define por un momento de confusión, sino por su entrega y amor a su madre.
“Sí, estuve en la cárcel. Pero eso no me define. Lo que me define es cómo cuido a mi mamá. Lo que me define es el amor con el que vivo.”
Un mensaje para la familia… que no estuvo
Al final de la entrevista, Matilde le pregunta si quiere enviar un mensaje a la familia de doña Mari. Su respuesta, cargada de verdad, fue tan breve como potente:
“¿A cuál familia? ¿A la mía o a la que no estuvo?”
El silencio que siguió fue más elocuente que mil palabras.
Una historia que nos obliga a mirar hacia nuestros propios padres
Esta entrevista no solo nos habla de Alzheimer, abandono y dolor. También nos habla de amor, resistencia y humanidad. En un mundo cada vez más acelerado, donde muchas veces dejamos a nuestros adultos mayores al margen, Flavio Peniche nos recuerda que el verdadero éxito no está en la fama, sino en el amor que damos a quienes nos dieron la vida.
Si tienes a tu madre viva, abrázala hoy. Llámala. Ve a visitarla. No esperes a que sea demasiado tarde.
Y si conoces a alguien que esté cuidando a un ser querido enfermo, dale un poco de alivio, escucha, apoyo. Porque ser cuidador no es fácil. Pero es, sin duda, uno de los actos más puros de amor.