“Ni perdón ni olvido”: Canelo rompe con Pepe Aguilar y elige a Majo para cantar el himno en Arabia Saudita
Riad, Arabia Saudita – Lo que parecía una noche de boxeo terminó convertido en una declaración pública, sutil pero devastadora. Saúl “Canelo” Álvarez, el campeón mexicano, lanzó un derechazo que no fue dentro del ring, sino fuera de él. Y el receptor no fue su rival William Scull, sino el ícono de la música ranchera, don Pepe Aguilar.
En el centro de la controversia está una decisión que, para muchos, pasó desapercibida al inicio: la elección de Majo Aguilar, sobrina nieta de Antonio Aguilar y prima de Ángela Aguilar, para entonar el Himno Nacional Mexicano en la ANB Arena de Riad, justo antes del combate. Una presentación impecable, emotiva, con fuerza y dignidad. Pero también un mensaje claro: don Pepe Aguilar no era bienvenido.
Una ausencia que gritaba más que cualquier palabra
Durante semanas previas al evento, se rumoró que Pepe Aguilar podría participar en el espectáculo previo a la pelea. Algunos medios incluso lo daban por confirmado. Pero la noche llegó y Pepe brilló… por su ausencia.
En su lugar, Majo Aguilar se apoderó del escenario con voz firme y porte nacionalista, ganándose la ovación de miles de mexicanos que siguieron la pelea desde casa. Las redes sociales estallaron en elogios, y no faltaron quienes celebraron que “una nueva voz del regional mexicano” había tomado el relevo con elegancia.
Lo curioso, lo polémico, y lo que alimenta esta guerra no declarada, es que la decisión de invitar a Majo habría sido directamente de Canelo. Y para muchos, fue una especie de golpe silencioso pero brutal en contra de Pepe Aguilar.
Una relación rota desde hace tiempo
Fuentes cercanas al entorno de ambos aseguran que la relación entre Canelo y don Pepe ha sido tensa desde hace años, marcada por malentendidos, roces generacionales y diferencias de opinión sobre el rumbo del espectáculo mexicano.
Algunos aseguran que Aguilar, defensor acérrimo de las tradiciones, no vio con buenos ojos las decisiones comerciales y la creciente exposición mediática del boxeador tapatío. Otros apuntan a conflictos personales, palabras dichas en privado, y tensiones acumuladas que jamás se resolvieron.
Pero lo que quedó claro en Arabia Saudita es que los puentes están rotos. Y no parece que haya intención de reconstruirlos.
Majo brilla mientras el patriarca se eclipsa
La actuación de Majo Aguilar no solo fue impecable, sino simbólica. Con apenas 30 años, demostró que la sangre de la dinastía Aguilar sigue viva, pero también que puede brillar sin depender de la sombra de su tío.
Canelo, por su parte, no dudó en aplaudirla públicamente, y algunos medios señalan que la cercanía entre ambos se ha estrechado en los últimos meses. Ya no se trata solo de un gesto musical, sino de una alianza tácita que reconfigura el tablero cultural de México.
Y mientras tanto, Pepe Aguilar guarda silencio. Un silencio que, según los analistas de la prensa del espectáculo, dice mucho más que cualquier comunicado.
¿Un acto de rebeldía o una estrategia calculada?
¿Fue Canelo impulsivo o simplemente tomó una decisión estratégica? Para muchos, fue ambas cosas. En una industria donde las apariencias lo son todo, elegir a Majo en lugar de Pepe es una forma elegante —pero contundente— de decir: “ya no te necesito”.
Y el público, dividido. Algunos defienden a Pepe, acusando a Canelo de falta de respeto. Otros celebran la renovación, el aire fresco, la valentía de romper con estructuras antiguas y darle paso a nuevas voces.
Lo cierto es que esta pelea no terminó con el último campanazo en el ring. Apenas comienza en el escenario de la cultura popular mexicana.
¿Y ahora qué sigue?
Las apuestas están abiertas. ¿Responderá don Pepe Aguilar? ¿Seguirá Majo consolidándose como la voz del nuevo México? ¿Se atreverá Ángela a opinar públicamente? ¿Habrá reconciliación o estamos ante una separación definitiva?
En medio de todo, Canelo sigue con su agenda: peleas, contratos millonarios, y decisiones que van más allá del boxeo. Porque si algo ha demostrado, es que no solo pelea en el cuadrilátero… también lo hace en los terrenos más inesperados.
Y esta vez, el ring fue el escenario de una batalla silenciosa entre el pasado y el presente de la música mexicana.