El Papa Francisco, antes de morir, pidió despedirse de Dilio, su viejo perro de raza Braco Italiano.

Dilio, un perro Bracco Italiano, emprendió un viaje épico cruzando el Atlántico para reunirse con su amado dueño, el Papa Francisco, en el hospital donde éste se encontraba.

A pesar de la distancia y las barreras humanas, el amor incondicional de Dilio lo llevó a recorrer, con la ayuda de María Elena Bergoglio (la única hermana del Papa) y sus cuidadores, miles de kilómetros para estar al lado de su trascendental compañero de vida.

VER VIDEO ABAJO: EL PAPA FRANCISCO SE DESPIDE DE SU INCONDICIONAL AMIGO DILIO (EL VIEJO BRANCO ITALIANO).

Durante su travesía, Dilio, ya viejo, enfrentó el encierro, las incomodidades y el cansancio del viaje en avión que sólo un corazón lleno de amor podría superar.

Su lealtad y determinación lo impulsaron a seguir adelante, sin importar los obstáculos en su camino.

[Adiós, mi amado Francisco]

Finalmente, llegó al hospital y, al ver a su dueño, al que jamás concibió como el Papa sino como a su compañero argentino, su cola comenzó a moverse con alegría, y sus ojos reflejaban una felicidad profunda.

El encuentro fue breve pero lleno de emoción. Los guardias apresuraban la despedida por razones de seguridad con el Papa Francisco y porque estaban quebrantando una orden emanada desde la dirección misma del hospital: ¡No se admiten perros!

[Adiós, mi eterno Dilio: te esperaré en el cielo]

Dilio, con su presencia, ofreció consuelo y amor al Papa Francisco en un momento de vulnerabilidad.

Su gesto trascendió las palabras, demostrando que el amor verdadero no conoce idiomas ni fronteras ni limitaciones.

[Correré tras de ti, hasta la eternidad, Jorge Mario]

Esta historia de Dilio es un recordatorio de la profunda conexión que puede existir entre los seres humanos y los animales.

Su viaje no sólo fue físico, sino también emocional, mostrando que el amor y la lealtad pueden mover montañas y cruzar océanos.